MANO A MANO
Bajo el título, “Nuestra África en Améri
ca Latina” el documental guionado y realizado por el periodista ruso Sergey Brilev, junto a un equipo de rodaje de la televisión de Moscú, será ahora estrenado en Uruguay, antes de su presentación en las plataformas internacionales.
El
filme fue rodado en Rusia y en Uruguay con una mega producción en ambos países
con la participación de técnicos rusos y uruguayos y el apoyo del Instituto
Bering-Bellingshausen para las Américas (IBBA).
El
documental cuenta con el asesoramiento integral del escritor y periodista
uruguayo Raúl
Vallarino,
autor del libro, “Mi
nombre es Patria”,
novela histórica que narra la azarosa vida de la espía del KGB.
Por
primera vez, habla el actual director de los servicios de inteligencia de Rusia
y los espías que fueron alumnos de Patria, cuando en sus últimos años en Moscú,
la célebre agente, se desempeñó como instructora en la escuela de espionaje de
la URSS.
Para
el rodaje del documental en Uruguay viajó expresamente a Montevideo María de las Heras, la sobrina nieta de la espía, que
recorrió los lugares donde vivió y actuó su tía y mantuvo un diálogo imperdible
con uno de los viejos amigos de África de las Heras.
La
historia
La
película narra la apasionante historia real de una mujer que se entregó en
cuerpo y alma a los mandatos de la Unión Soviética, que para infiltrarse en
América Latina se casó con el escritor uruguayo Felisberto Hernández.
África
de las Heras (María Luisa de las Heras en Uruguay), fue infiltrada en el
entorno de León Trotsky en México, trabajó en Francia en apoyo de la
Resistencia durante la Segunda Guerra Mundial; fue paracaidista y operadora de
radio detrás de las fuerzas nazis en Ucrania y ejecutó a enemigos de la URSS.
Se
instaló en 1948 en Montevideo, haciéndose pasar como modista de alta costura y
dueña de una casa de antigüedades en la Ciudad Vieja de la capital uruguaya.
Divorciada
de Felisberto Hernández- para mantener la fachada- se casó con un agente del
KGB, enviado a Montevideo por los servicios soviéticos, el espía italiano
Valentín Marchetti (cuyo verdadero nombre era Giovanni Bertoni)
quien se presentaba como experto en antigüedades.
Fue
condecorada ocho veces por los servicios de espionaje del KGB y recibió el
grado de coronel por sus servicios a la Unión Soviética.
Cada espía soviético que llegaba a instalarse por orden del Kremlin en América, durante la Guerra Fría, debía pasar por Uruguay a recibir instrucciones de la agente española.
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